miércoles, 20 de noviembre de 2013

Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013


 
Un más que merecido reconocimiento

Elena Poniatowska acaba de convertirse en la ganadora del Premio Cervantes del 2013. Se erige así como la cuarta mujer que entra en el palmarés del primer premio de la literatura en español, después de Dulce María Loynaz, María Zambrano y Ana María Matute. Como mexicanos, debemos sentirnos muy orgullosos por este más que merecido reconocimiento.

Sus inicios

La “Pony”, como la conocen sus más cercanos amigos, es una escritora fuera de serie. Desde pequeña, demostró su curiosidad, talento, capacidad de análisis e investigación. A través de su obra, ha sabido adentrarse en los sentimientos más profundos del ser humano y se ha convertido en la voz de millones de mexicanos y mexicanas marginados del sistema. Su compromiso político es irreprochable.

Inició su carrera ejerciendo el periodismo. Debutó en la literatura con el libro de relatos “Lilus kikus” (1954), del que Juan Rulfo comentó: "Todo en este libro es mágico". Fue el periodismo, dicen los cercanos a Poniatowska, el alimento que dio proteínas y nervio a la obra de la autora, el que evitó que sus relatos fueran las historias de una niña bien que se interesa por los pobres. Hasta la fecha ha publicado una obra muy amplia que incluye varios géneros, entre los que destacan novelas como “Hasta no verte Jesús mío”; “Querido Diego, te abraza Quiela” y “Tinísima”. Su ensayo “La noche de Tlaltelolco” es referente obligado en la historia contemporánea de nuestro país.

Fue la primera mujer que recibió el Premio Nacional de Periodismo por sus entrevistas y a la fecha sigue activa como editorialista en varios medios de comunicación.

Noticia destacada en los medios españoles

Los medios españoles han destacado su trayectoria. El periódico El Mundo, por ejemplo, recuerda que Poniatowska “es un caso singular en la literatura mexicana: nació en París, hija de una familia de nobles polacos huidos de los turbulencias políticas de la época. Sólo llegó a México y al idioma de su literatura (también el de su familia materna) cuando tenía siete años. Pasó la adolescencia en Estados Unidos y llegó a la edad adulta con el equipaje de una princesa austrohúngara”.

Por su parte, El País, despliega en su edición electrónica una serie de reportajes y entrevistas dedicados a la Poniatowska. En uno de estos encuentros con motivo de su 80 aniversario, el corresponsal del diario español le preguntaba: “¿Qué es el éxito? El éxito es un ratito. Uno nunca consigue absolutamente nada en esta vida. Como decía mi madre, aquí había un cantante que se llamaba Cri-Cri que cantaba ‘allá en la fuente había un chorrito, se hacía grande, se hacía chiquito’. Así es el éxito”, contaba la escritora.

A lo largo de su trayectoria, la autora ha recibido múltiples reconocimientos, como el premio Alfaguara, en 2001, por su novela “La piel del cielo”.

El Premio Cervantes

El nombre de Poniatowska, atractivo para un jurado por la extensión de su carrera y por su posición atípica en la literatura latinoamericana (contemporánea al Boom pero ajena a su núcleo duro), no estaba entre los favoritos del Cervantes de este año. De acuerdo con El País, “si se atendía a la lógica de que este año tocaba un escritor latinoamericano y un narrador, los favoritos eran el argentino Ricardo Piglia y el nicaragüense Sergio Ramírez. Piglia, más intelectual; Ramírez, más poético. Poniatowska queda en medio, más pegada a la tierra”.

Considerado el Nobel español y creado en 1975 por el Ministerio de Cultura, el Premio Cervantes está dotado 125.000 euros y reconoce la figura de un escritor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano. Y esto ha hecho siempre la literatura de la Pony. ¡Felicidades, Elena Poniatowska!

 

 

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