martes, 4 de noviembre de 2008

Día de Muertos en Madrid


Nadie como Mario Benedetti para decir que nuestros muertos aunque se van, se quedan de mil maneras y en mil momentos. Este año, le dedicamos la ofrenda a nuestra querida e irremplazable María Victoria Llamas.
En palabras de Benedetti...
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol y tus amaneceres
sembrando tu confianza
...
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
....

1 comentario:

LONCHIBÓN. dijo...

Mi querida Laurita, quiero compartir algo que escribí contigo.
PARTÍCULA POR PARTÍCULA.

Somos partículas. Partícula por partícula, segundo por segundo, piel por piel, las cenizas de nuestros cuerpos van tomando diferentes formas : leopardos de gelatina, elefantes de miel, linces de terciopelo, águilas de agua, ballenas de estambre, hombres de viento, mujeres de verbos, niños de pan y niñas de migajón.
Las formas son espejismos de un desierto que se evapora y se convierte en posibilidad, en nieve, en curvas, en una promesa para regresar a las raíces primigenias.
Cuerpos en movimiento que esparcen en cada milímetro, susurros, mantras y sudores. Son los sueños eternos de los ojos cerrados y de los instintos abiertos para absorber la semilla de la pausa, del silencio y del deseo.
Es el sueño interminable, la lengua que lame las heridas, el eco de un susurro que barniza los oídos de letanías y canciones de cuna.
Es la calma que se esparce cuando dos cuerpos respiran y tejen un espacio de caricias y reconocimientos.
Son las dunas sagradas de senos tibios, de manchas negras y amarillas que no manchan, solo pintan la curva exacta para encontrar el color de los gritos, el sabor de las garras, la fragilidad de la tierra.
Son las alas que danzan y encuentran manos, esmaltes para pintar columnas de sepia, dedos que atrapan soles, arroyos de humo y linimientos para entrañas.
Son promesas que se van deshaciendo y entrelazando bajo el agua, son deseos en medio de una burbuja, marfil y sonatas de hierbas para sordomudos.
Es el reflejo del cielo, son las estalactitas en el cuerpo, es la luz que se evapora, los destellos que bordan los labios, son las cenizas y la nieve ardiente.
Es la vida en un guiño, la mujer en una caricia, el niño en un grano de arena, la niña en un pedazo de sol, los animales en nuestra selva.

Con cariño para ti.
El Lonchibox.