sábado, 13 de diciembre de 2008

El origen de las cosas

Palabras más, palabras menos, decía Octavio Paz que las calles y, por tanto, las ciudades deben caminarse como se lee un libro o se recorre un cuerpo.

En el caso de la región de la Toscana, esto resulta particularmente cierto: es imprescindible venir preparado, haber hecho la tarea –por decirlo de algún modo- porque aquí las palabras, los conceptos y los colores recuperan su sentido original. Me explico: ¿cuántas veces hemos oído o utilizado las frases de “infierno dantesco” o “personaje maquiavélico” sin siquiera detenernos a pensar de dónde vienen o cómo fueron creadas? ¿Cómo es el color siena y por qué se llama así?


En Florencia y sus alrededores nacieron, crecieron, se desarrollaron y murieron los hombres y las mujeres (aunque menos conocidas) más importantes del Renacimiento. Dentro de los “palazzos” de toscas piedras se hurgaron las conspiraciones más sutiles y más crueles; por cierto, uno de estos imponentes edificios, el Strozzi, esta dedicado a temas de mujeres en el poder y, en estos momentos, ofrece una exposición sobre Catalina y María de Medici, ambas reinas de Francia y mujeres cultas y poderosas.
Florencia es una ciudad que ha servido de inspiración a muchos artistas.
A Stendhal, por ejemplo, le provocó incluso un síndrome derivado de contemplar tanto esplendor. En 1817, cuando el escritor francés visitó la capital toscana, le sobrecogió la cantidad y calidad de obras arquitectónicas, escultóricas y artísticas que embargaban la ciudad. Estando dentro del templo de la Santa Croce experimentó tal sensación de vértigo y angustia, de palpitaciones y desmayos, que un médico le diagnosticó “sobredosis de belleza”.
Dicen que Dante Alighieri se inspiró en los mosaicos de inspiración bizantina dedicados al infierno que podemos contemplar en la cúpula del Baptisterio florentino, para escribir su Divina Comedia. Dante vivió en un barrio muy cercano, se casó con su vecina de al lado y en la iglesia de la esquina. No se movió mucho el gran Dante y sus pisadas todavía se perciben cuando cruzamos la magnífica Piazza de la Signoria. Casi dos siglos después, por esas viejas lozas y frente a los imponentes edificios del poder también se inspiró Maquiavelo para describir a El Príncipe que no era otro que el de Florencia (Lorenzo II de Medici).


Y los enigmáticos paisajes de Leonardo sólo pueden comprenderse al detenernos por la ruta Chiantigiana y observar como la bruma se levanta lentamente y va descubriendo una serie de suaves colinas que muestran, en lo alto, una villa, un pequeño palazzo o un paraje cuajado de cipreses.
Así lo comprobamos durante nuestro viaje a Siena. ¿Siena tostado o natural? Los colores ocres, amarillos y rojizos de esta ciudad, la rival más importante de Florencia, nos revelan las razones para llamar así a este color. Destacan, sobre todo, su singular plaza y el Duomo, una de las iglesias más inolvidables de Italia.
Aquí les compartimos unas fotos y, muy pronto, nuestros paseos por la Toscana y Venecia.

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