viernes, 17 de octubre de 2008

Cumplieron su promesa y vinieron a Madrid

Mi amiga Mina Piekarewicz detesta la palabra NO. Es que a ella la vida le ha puesto tantos obstáculos y pruebas que si pensara que algo no se puede, habría dejado de ser la Mina que conocemos. Es que a ella nada se le atora. Y a las pruebas me remito.

Hace siete años, Minita fue la única amiga que me vino a visitar cuando yo estuve por estas tierras haciendo un curso en la Complutense. Me alcanzó en París, en el estudio donde vivía mi amigo Roberto Lugones. ¿Cómo logró abrir el pesado portón y dar con el número? Gracias a que Mina condena la palabra NO. ¿Cómo le hizo para acompañarme durante una semana a un curso de verano, supuestamente cerrado y exclusivo para alumnos de la universidad? Porque a ella no le gusta que le digan que NO. ¿Cómo le hizo para convencer a un turista que nos tomará una foto en la que nos viéramos las dos y el acueducto de Segovia completo? Porque a ella nadie le dice que NO se puede.

Ahora nos vino a visitar en septiembre y juntas nos fuimos a Dénia. Celebramos la dicha de ser amigas, de compartir el gusto por los buenos sabores, de disfrutar del sol y el mar, de caminar y descubrir. Convivir con Mina es deleitarse con su aguda inteligencia y su incansable sentido del humor; es aprender de su congruencia inmarcesible y de una sola pieza y de la amistad que no conoce barreras ni océanos ni continentes.



Después de superar un estrés absoluto y un montón de horas de sueño reparador, Mina nos iluminó con sus ojitos azules y pispiretos, su sonrisa irónica, sus experiencias llenas de sabrosura y su generosidad sin límites que la hace capaz de cargar veinte libros y una cafetera envuelta para regalo. ¡Minita de mi corazón…todos los días tomamos café y nos acordamos de ti!





1 comentario:

LONCHIBÓN. dijo...

Mi querida Lori Le bu, he leído con atención tu escrito sobre Mina y como siempre lo eres con los amigos, ha sido muy generoso y cálido, como tu comprendéras. Si no estuviera con la Joshua me casaría inmediatamente con Mina, aunque su apellido sea inmpronunciable. Tus palabras me exhortan a conocer a Mina, porque siempre es grato conocer a mujeres que no conocen el No. Ojalá hubiera más MInas en este país.
Como siempre te recuerdo y ter mando un besazo desde la jungla de asfaltgo.
El LONCHIBÓN.