jueves, 16 de octubre de 2008

Vicios privados, virtudes públicas

¿Sabían ustedes que hace unos meses el presidente Bush se negó a firmar una ley que ofrecía cobertura médica a nueve millones de niños pobres –de su propio país- y que costaría 4,000 millones de euros? ¿Saben por qué no quiso firmar esta ley? Porque lo consideró un gasto inútil. Hoy, salva a los banksters (como les llama Ignacio Ramonet de Le Monde Diplomatique, a los “banqueros gángster”) y encima nos advierte que si no se salvan esos rufianes de Wall Street, todos seremos más pobres todavía. ¿No les parece un despropósito y una vergüenza? Si les interesa leer un artículo que escribí para una revista mexicana acerca del tema, avísenme y se los mando.

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