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Aquí en España, se podrán imaginar, no paran de hablar del “primer presidente negro” en la historia de Estados Unidos. Para empezar, negro, negro (en el sentido estadounidense de la palabra) no es; es mulato, de madre blanca y padre keniano, que creció en el seno de una familia blanca de Kansas, ni más ni menos. Lo que engrandece a Obama es esa faceta multiétnica (producto de su constante peregrinar infantil) que –esperamos, deseamos- le permitirá expandir sus horizontes y no quedarse en las fronteras de Estados Unidos.
Mejor me cae su mujer, Michelle. Esa hermosa negra de 1.90 de estatura, nacida y crecida en los barrios pobres de Chicago; hija de un matrimonio humilde y trabajador; inteligente y estudiosa. Como bien dijo Obama…Michelle es la piedra de su familia. Ojalá lo sea de una nación que necesita cambiar de rumbo de manera urgente; de una nación de mujeres brillantes (como Hillary), no clase medieras y sosas como la pobre de Laurita Bush o la tarada de Nancy Reagan. Por fin, después de muchos años, una mujer hecha a si misma llegará a la Casa Blanca.
Por lo pronto, ya decidí que mi trabajo de investigación del doctorado estará relacionada con el fenómeno Obama (si es que realmente existe tal cosa) y su espléndida retórica. No se todavía, pero se aceptan sugerencias.
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